En el marco de la polémica generada por el anuncio de Estados Unidos de la postulación de un candidato propio para las elecciones a presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), le pedimos a dos investigadores que escribieran algunas reflexiones al respecto.
Anabella Busso, directora del CIPEI, reflexionó sobre las implicancias de la decisión de Estados Unidos para las políticas exteriores regionales, en especial para Argentina.
¿Por qué es importante analizar que hay en juego detrás del intento de Trump por alterar la tradición en el nombramiento del Presidente del BID? Porque es una de las cuestiones que afectan actualmente la proyección de la Política Exterior de Alberto Fernández hacia Estados Unidos y la región.
Desde su creación (1959) el BID ha sido presidido por un funcionario de origen latinoamericano. Si bien la vicepresidencia recae en un estadounidense, su condición de socio primordial en tanto aportante más significativo, nunca fue desconocida. Este año Trump decide unilateralmente dejar de lado esa tradición y propuso para el cargo al Consejero de Seguridad Nacional para América Latina, Mauricio Claver-Carone, lanzándose a la búsqueda de apoyos en la región para concretar la elección prevista para el 12 de septiembre. Esta acción de Trump se inscribe dentro de la lógica que ha aplicado en otros espacios multilaterales: “si pongo la mayor parte del presupuesto hago lo que quiero”. Así, consiguió el apoyo de 17 países, entre ellos, Ecuador, Colombia, Brasil, Paraguay, Uruguay, la “Venezuela” de Guaidó y la Bolivia de Jeanine Áñez.
Esta actitud muestra una vez más el proceso de deterioro de los espacios multilaterales en Am. Lat. donde parte de las derechas latinoamericanas también tienen responsabilidad al desactivar el multilateralismo regional y conceder en aquellos compartidos con 🇺🇸 cuando no es necesario. Sin embargo, también se observó que otro conjunto de actores y estados miembros del BID se manifestó en contra de la maniobra estadounidense, buscando posponer la elección. En esta postura coincidieron Argentina, Chile, Costa Rica y la Unión Europea.
Si bien, Claver-Carone ya contaría con los votos suficientes -necesita el 50 por ciento- para ganar, los países que han solicitado la postergación de la elección podrían no dar quórum y afectar la realización de la Asamblea en tanto se necesita una presencia del 75 por ciento. Es importante tener en cuenta que Claver-Carone tiene una mirada hacia la región muy permeada por su historia personal de oposición al gobierno de Cuba, lo que hoy se traslada hacia otros países de la región que son más reticentes a las políticas de alineamiento o aquiescencia. En esta línea podemos ver cómo Claver-Carone cuestionó duramente a Argentina y al resto de los países que pidieron la postergación de las elecciones en el organismo regional, a los que acusó de querer “secuestrar” los comicios.
¿Por qué esto puede ser conflictivo a futuro para Argentina y algunos países de la región? Principalmente, esta actitud de Washington afecta el escenario pospandemia, el rol del BID deberá ser significativo para enfrentar una recuperación económica que, sin dudas, será compleja. Escenario que se complejiza si consideramos las tensiones geopolíticas que se vienen dando. Es probable que Trump esté intentando poner una persona de su confianza en la presidencia del BID para presionar en la disputa que sostiene con China a nivel global y regional. De contar con la presidencia del BID podría ayudar principalmente a los países que se alineen con la Casa Blanca. Sería un gran error que Latinoamérica renuncie a un derecho adquirido y que para su futuro inmediato será muy relevante para el financiamiento regional.
Esteban Actis, coordinador del Área de Política Internacional, escribió sobre los motivos de Estados Unidos para presentar por primera vez un candidato.
¿Cuándo Trump decidió cambiar la “regla no escrita” de impulsar una candidatura propia para presidir el BID? A mi entender: Marzo de 2019. Se iba a desarrollar en Chengdu, China, la reunión anual del BID. La misma se suspendió y no logró realizarse. ¿Qué pasó?
La fuerte negativa del anfitrión de aceptar a un representante de Juan Guaidó para que ocupara el asiento de Venezuela generó malestar en Estados Unidos. La supuesta “inacción” del Presidente del BID, el colombiano Luis Alberto Moreno, fue uno de los aspectos que irritó a Washington.
La administración Trump se convenció de 2 aspectos. La cada vez mayor influencia de China en el banco y su capacidad de veto, y la desconfianza en delegar en América Latina la conducción política de la institución.
Para ampliar el análisis sobre este tema Esteban sugiere la lectura del artículo “IDB scraps annual meeting after China excludes Venezuela” escrito por James Politi para el Financial Times.